El oficialismo en el Senado eludió la incorporación de los medios digitales nacionales a la ley de financiamiento político, que este miércoles se debatirá en la Cámara alta.
Adepa y la Asociación de Periodismo Digital (APD) presentaron a los legisladores un proyecto para incorporar un artículo en la norma que regula la publicidad electoral para favorecer a los medios digitales argentinos. Las entidades periodísticas propusieron que del total de la inversión en publicidad en plataformas digitales y redes sociales, al menos 50% se destine a sitios periodísticos digitales de producción nacional. O sea, medios de alcance nacional, provincial y local.
La propuesta fue muy bien recibida entre senadores del peronismo y de la UCR. Hasta Dalmacio Mera, el presidente de la comisión de Asuntos Constitucionales que lleva el tratamiento de la ley, dio su apoyo. Pero Cambiemos la rechazó.
La exclusión propiciada por el bloque macrista pretende sostener el actual modelo de distribución de pauta, donde por decisión de la Casa Rosada Facebook y Google aglutinan la mayor proporción de publicidad oficial, a pesar de que no tributan en el país, mantienen una escasa plantilla de empleados locales y de que sus ganancias se acumulan en el exterior.
En detrimento de los medios periodísticos nacionales que vieron caer su participación en la pauta de campaña, en las elecciones legislativas de 2017 el Gobierno destinó el 30% de la publicidad electoral a las redes sociales, principalmente a Facebook, Twitter y Google. En 2011 ese montó fue de apenas 4%. Este comportamiento se replica con las partidas estatales en tiempos no electorales.
A pesar de que muchos senadores radicales se manifestaron a favor de establecer un porcentaje de la publicidad digital durante las campañas a medios argentinos, se impuso la resistencia de Cambiemos a aceptar un nuevo artículo a la ley en debate.
En la UCR entendieron que el planteo sigue la tendencia de los países más importante del mundo, que se preocupan por proteger a los medios locales ante el avance desmedido de las plataformas globales, que no producen contenido local y son el trampolín para la diseminación de fake news.