En 2019 el Senado tuvo la menor cantidad de sesiones de los últimos 10 años

Fue muy bajo el número registrado en la Cámara alta, que se reunió en 10 ocasiones dentro del recinto. La cifra es incluso inferior a las de 2011 y 2015, años que también estuvieron marcados por elecciones presidenciales.

Senado Nacional.

El 2019 quedará marcado en la historia del Congreso Nacional como uno de los períodos con escasa actividad parlamentaria. Y así lo confirman las cifras. En el caso del Senado, durante el año pasado hubo 10 sesiones dentro del recinto, el número más bajo de la última década.

De acuerdo al relevamiento elaborado por parlamentario.com, la Cámara alta concretó menos reuniones que en 2011 y 2015, años que también estuvieron atravesados por elecciones presidenciales.

A lo largo de 2019, los senadores realizaron una sesión preparatoria, dos ordinarias, seis especiales -una informativa y otra para la jura de nuevos legisladores- y una extraordinaria. No se contabilizaron para este informe las tres Asambleas Legislativas que hubo en el año: apertura de sesiones (1º de marzo), proclamación de la fórmula ganadora en las elecciones (13 de noviembre) y asunción de Alberto Fernández (10 de diciembre).

Los únicos tres meses en los que el recinto permaneció completamente cerrado fueron justamente los más intensos a nivel electoral: no hubo reuniones en junio, marcado por el cierre de listas y varias elecciones provinciales; en agosto, cuando se desarrollaron las PASO nacionales; y en octubre, mes de los comicios generales.

Varios legisladores estuvieron de licencia durante determinados períodos, abocados a las campañas en sus tierras natales. De los 72 miembros del cuerpo, ocho fueron candidatos a gobernadores, mientras que algunos compitieron por la renovación de su banca u otros cargos, como el caso de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. También así el exsenador Miguel Pichetto, quien acompañó en la boleta a Mauricio Macri.

Repaso por cada una de las sesiones

Dos días antes de la apertura del período ordinario, la Cámara realizó su sesión preparatoria para ratificar a sus autoridades. Ese día, Federico Pinedo fue ratificado como presidente provisional, mientras que el santafesino Omar Perotti y la chaqueña María Inés Pilatti Vergara retuvieron la vicepresidencia y vicepresidencia segunda, respectivamente.

Quien no fue reelegido en esa oportunidad fue el radical Juan Carlos Marino, que declinó a la postulación de su bloque para continuar en la vicepresidencia primera de la Cámara, a raíz de una causa en su contra por acoso sexual. Finalmente, sería sobreseído por la Justicia en el mes de agosto.

Ya con el año parlamentario iniciado, el Senado realizó una sesión ordinaria el 20 de marzo, en la cual se postergó el tratamiento de la ley de financiamiento de los partidos políticos por falta de acuerdo entre el oficialismo y la oposición.

En tanto, ese día recibió media sanción la ley nacional de talles -que Diputados aprobaría meses después-; además de un proyecto sobre warrants, para beneficiar el financiamiento de PyMEs de economías regionales, y una iniciativa contra la ludopatía. Estos dos últimos temas no se trataron durante el año en la Cámara baja.

Una semana después se retomó ese cuarto intermedio, con la continuación de la sesión de tablas, y en un breve trámite el Cuerpo votó por unanimidad la vuelta a comisiones del proyecto de financiamiento político.

Minutos más tarde, los senadores recibieron la única visita en el año que haría Marcos Peña. En una sesión especial de carácter informativa, el exjefe de Gabinete afirmó que en materia económica Argentina estaba “sobre tierra más firme” que cuando había empezado la gestión Mauricio Macri. También les pidió a los legisladores avanzar con el nuevo Código Penal, “independientemente de la campaña electoral”. Por supuesto, el tema no caminó, más allá de alguna que otra reunión de comisión con la participación de especialistas.

Tras idas y vueltas, en la tercera semana de abril la Cámara alta aprobó y giró a Diputados la ley de financiamiento político, que habilitó a las personas jurídicas a contribuir a las campañas electorales y estableció la bancarización de los aportes, entre otros puntos.

La iniciativa, de alto impacto en un año de elecciones, cosechó 48 votos a favor y solo dos en contra. En tanto, en la votación en particular, el peronismo no pudo imponer su intención para levantar la prohibición de aportar a los sindicatos, y finalmente triunfó la redacción de Cambiemos de mantener la norma original.

Hacia finales de mayo, el Senado volvió a convocarse en una sesión especial, en la que convirtió en ley el régimen de economía del conocimiento -impulsado por el Poder Ejecutivo-, un proyecto para incorporar el acoso callejero como un tipo de violencia contra la mujer, y otro para establecer la jura de lealtad a la Constitución Nacional el 1ro. de mayo para estudiantes secundarios, en homenaje al exdiputado riojano Héctor Oliveres.

Además recibieron media sanción la ley de cupo femenino en eventos musicales y la prórroga de la emergencia en la cadena de producción de peras y manzanas. En esa reunión no hubo acuerdo para avanzar con más de medio centenar de pliegos judiciales -por oposición de un sector del justicialismo- y quedó sin tratarse una ley sobre traspaso presidencial, al alterarse el orden de los temas y más tarde quedar sin quórum la sesión.

El 17 de julio, el oficialismo (exCambiemos) logró avanzar con 17 de los 60 pliegos que habían quedado frenados en el encuentro anterior. También dio media sanción a una iniciativa de presupuestos mínimos para mitigar el cambio climático, otra sobre desarme de miembros de las fuerzas de seguridad acusados por violencia de género, y una sobre enseñanza obligatoria de folklore en todos los niveles educativos. Asimismo sancionó definitivamente una ley de protección a las personas apátridas.

Uno de los datos de color de esa jornada fue la molestia que manifestaron varios senadores por la eliminación del canje de pasajes dispuesta por la entonces vicepresidenta Gabriela Michetti. A propuesta del salteño Juan Carlos Romero se aprobó un proyecto de resolución en el que se solicitaba conocer de cuánto iba a hacer el ahorro que traería la medida.

Dos meses después, la Cámara alta sancionó por unanimidad el 18 de septiembre la emergencia alimentaria, un proyecto que había sido motorizado por la oposición en la Cámara de Diputados, tras la hecatombe económica que se desató después de las PASO con la diferencia contundente entre Fernández y Macri.

No volverían a reunirse los senadores por otros dos meses. Las puertas del recinto recién se abrieron nuevamente para abocarse esta vez a un tema de índole internacional: la crisis en Bolivia. Con sesiones en simultáneo en ambas cámaras, en el Senado se aprobó la declaración impulsada por el peronismo que condenaba rotundamente el “golpe de Estado” perpetrado en el país vecino.

Antes de culminar el período ordinario, se llevó a cabo la jura de los 24 nuevos senadores y la elección de autoridades, que cambiaron por completo dado el recambio de gobierno. En una sesión marcada por los inconvenientes que desató un corte parcial de luz, se trató en primer lugar la aprobación de la licencia para el tucumano José Alperovich, denunciado por violación por una sobrina segunda.

La última sesión en el Senado, y la primera presidida por Cristina Fernández de Kirchner, se dio en un día totalmente inusual. En un verdadero trámite exprés, la Cámara alta, compuesta ahora por una mayoría del Frente de Todos, sesionó un viernes y terminó por sancionar la ley de emergencia -llamada de Solidaridad Social y Reactivación Productiva- el sábado 21 de diciembre por la madrugada.

Tras ser aprobado en Diputados -donde hubo un debate de 20 horas-, el texto fue girado ese mismo viernes por la tarde a la Cámara alta. La sesión extraordinaria demoró en su inicio por el escaso tiempo que existió para analizar el proyecto. Incluso, una vez comenzada la reunión -en la que también se dio media sanción al nuevo Consenso Fiscal-, Juntos por el Cambio solicitó un cuarto intermedio para continuar con la lectura de la ley impulsada por el Gobierno.

Con ocho horas de discusión en el recinto, el oficialismo logró su primer triunfo legislativo y la ley clave para el gobierno de Alberto Fernández quedó aprobada con 41 votos positivos, 23 negativos y una abstención.

VIAparlamentario.com
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