La amenaza del coronavirus impulsa la demanda de información confiable frente a la práctica de difundir noticias falsas o maliciosas sobre la pandemia y aumenta el pánico o la angustia en las sociedades. La desinformación se contagia aun en tiempos de confinamiento obligatorio, por ello la importancia de confiar en los medios profesionales. El virus mata, pero las noticias falsas también.
En estos argumentos se sostiene la diputada justicialista Andrea Charole, al pedir a sus pares que la acompañen en la legislación de una resolución que apunta a brindar precisiones sobre las fuentes de información confiable para datos sobre coronavirus.
La ‘ infodemia ‘ es una práctica que genera pánico o promueve conductas incorrectas. El término fue utilizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) e introducido en la agenda argentina por la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti.
Frente a este fenómeno, algunos analistas sostienen que “cuando hay una emergencia sanitaria, las operaciones de desinformación pueden poner en riesgo la salud de millones de personas” y establecen recomendaciones para el tratamiento correcto del tema. Investigadores del rol de la comunicación en las sociedades contemporáneas dialogaron con Télam sobre las formas de construcción de sentido en un escenario de proliferación informativa que va desde prejuicios en la terminología a los riesgos de viralización de contenidos falsos para llenar vacíos, a la vez que analizaron la responsabilidad de los medios, las plataformas digitales y el Estado.
Mario Riorda, académico, docente, politólogo e investigador, define “infodemia” como “un serio problema de desinformación que aumenta la propagación producto de la desinformación a escala masiva. Técnicamente, es una epidemia de mala información, o bien mala información que posibilita una epidemia vía datos falsos, errados o maliciosos que se propagan por redes sociales”. El analista y consultor comunicacional explica que la Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que el nivel de estigma asociado con Covid-19 se basa en tres factores principales: es una enfermedad nueva para la cual todavía hay muchas incógnitas; a menudo tenemos miedo de lo desconocido y es fácil asociar ese miedo con “otros”. Por eso, el especialista indica: “Las palabras utilizadas para nombrar cosas o situaciones son importantes y condicionan las acciones” y ejemplifica: “Caso sospechoso” está contraindicado porque perpetúa estereotipos.
“Tampoco se deben adjuntar ubicaciones o etnias a la enfermedad: no es ‘Virus chino’ o ‘Virus asiático'”, alerta, y destaca: “Usar terminología criminalizante o deshumanizante crea la impresión de que las personas enfermas de alguna manera han hecho algo mal o son menos humanos que el resto”.
De esta manera, plantea que se recomienda hablar sobre “personas que tienen Covid-19”, “que están siendo tratadas por…”, “personas que se recuperan de…”, “personas que murieron después de contraer…”, “con la enfermedad de…”, “víctimas de…”, “personas que pueden tener…” o “que son presuntas de…”.
Natalia Aruguete, investigadora, periodista y estudiosa de la relación entre agenda pública, mediática y política, analiza cómo en ese proceso se conforman percepciones y miradas. Actualmente, junto a Ernesto Calvo, está haciendo testeos provisorios de la conversación en Twitter sobre el Covid-19 en distintos países y lo que observan es una mayor la propagación de false news que de fake news. Ellos distinguen entre “fake news” y noticias falsas (“false news”) con la hipótesis de que “detrás de las ´fake news´ hay una finalidad política, una intención de provocar un daño mediante una operación política. Las noticias falsas, en cambio, pueden surgir de la necesidad de llenar vacíos de información incompleta mediante prejuicios que son coherentes con las creencias y la idiosincrasia que dominan una comunidad”.
Una gran porción del espacio que serviría para la comunicación responsable está ocupada en la divulgación de información falsa. Las publicaciones que pueden encontrarse en sitios de noticias suelen ser respaldados por el profesionalismo de quien la escribe o emite y con la seriedad que la precede. La historia y los consejos de médicos y enfermeros, los verdaderos héroes de esta era, científicos, universidades y organismos internacionales se desvelan en encontrar una cura, la vida de los pacientes y las victimas no deberán ser olvidados detrás de una estadística y las decisiones políticas, económicas serán publicados en un medio de comunicación de renombre, con la exactitud que exige el momento. Por ello es de vital importancia mantener un vínculo fluido que permita una interacción permanente entre el medio y sus diferentes audiencias para no caer en falsas esperanzas o exagerados pronósticos. El desafío es, pues, tatar de apartarse de cadenas o audios que circulan sin certeza alguna.
“En el caso del Covid-19, los vacíos en el conocimiento científico y las ciencias médicas, por caso, se completan con prejuicios: se emiten fechas, números y propuestas de tratamiento que generan un ‘confort cognitivo’. Las certezas siempre dan mayor tranquilidad que las vacilaciones. En este sentido, las noticias falsas se propagan, además, en la medida en que esa información es congruente con el contenido circulado en una determinada comunidad virtual”. En la Provincia del Chaco, la División de Cibercrimen se encuentra con un panorama complejo a causa de la Emergencia Sanitaria y han detenido entre 15 y 20 personas por publicar noticias falsas y alterar el orden público, es dable destacar que esta actividad se encuentra clasificada como un delito dentro del Código Penal el cual tiene una pena con años de cárcel debido a las repercusiones negativas que tienen por su impacto social.
Por ello en el marco de la situación epidemiológica es necesario combatir el gran volumen de información falsa que promueven la desinformación, la paranoia social y proveer a los chaqueños de información veraz, confiable y basada en evidencia científica.
En consecuencia, propagar noticias falsas es uno de los peores remedios para una sociedad hipersensibilizada por un virus que avanza en diversas partes del mundo y la información oficial es la única información fiable.
La diputada Charole requiere a sus pares el acompañamiento de la presente Resolución.