miércoles, noviembre 13

    El fenómeno se explica por el alza de precios, mucho más fuerte en comercios barriales que en hipermercados. De hecho, el trabajo grafica que en autoservicios independientes las ventas cayeron 6,6 por ciento, mientras que en los hipermercados subieron un 6 por ciento.

    El asunto allí es que en los comercios barriales, chinos y pymes, compran 8 de cada 10 argentinos, mientras que los hipermercados son sólo un cuarto del consumo masivo en la Argentina. Y lo que está pasando es que como el Estado sólo llega a monitorear precios en grandes cadenas, por fuera de esos lugares los precios llegan a ser hasta un 50 por ciento más caras. Los datos de la consultora a los que accedió Página I12, de hecho, muestran que esa diferencia de precios ya refleja una migración a los hiper, que antes crecían al 2 o 3 por ciento en ventas y hoy duplican esa marca.

    Esa elección de los consumidores de ir a los hiper a buscar precios se refleja además en que en el AMBA (región donde más se siente el alza de precios y la dispersión), el consumo en hipermercados creció 6,8, muy por encima de la media de los hiper y también más alto que el consumo en grandes supermercados dle Interior, que mejoró 5,3 en septiembre.

    El mes 15, ¿una tendencia?

    Lo que los especialistas miran ahora es si el freno de septiembre puede calcarse en el último trimestre del año, justo cuando el período pre Fiestas y vacaciones suele disparar las ventas. La mayoría duda de que este quiebre sea una tendencia, porque precisamente a fines de año se vienen los bonos del Gobierno a jubilados, personas bajo la línea de indigencia y los aguinaldos, por lo cual las ventas deberían volver a pelear en un repunte. De todos modos, agregan que ‘ya se está viendo por primera vez en mucho tiempo una elasticidad de precios y gasto”.

    En pocas palabras, si el Gobierno no llega a moderar el IPC, la economía argentina perderá los buenos números del consumo, que representa casi 7 puntos del PBI nacional.

    Hasta ahora, el orden del consumo era el siguiente, siempre según los datos de Scentia, consultora que mide con precisión al consumo masivo en todo el país. La firma que dirige Osvaldo del Río marcó el inicio del alza del consumo en julio del 2021, cuando empezó la curva ascendente con un alza del 1,7 por ciento.

    El mes siguiente hubo un empate en cero; en septiembre del 21 la suba fue del 2 por ciento; en octubre del 4,7; en noviembre del 5,4 por ciento; en diciembre 6,5. Ya en enero del 2022 se fue a 6,9 por ciento; a un 9,9 en febrero; cayó a un 3,7 de alza en marzo, cuando ya se veía más impacto de precios. En abril de este año la suba fue de 4,7 por ciento; en mayo se produjo una desaceleración que mostró un alza de 0,4 por ciento.

    Cuando parecía que entraba el indicador en terreno negativo, volvió a subir: en junio se instaló en 1,1; a un 2 por ciento en julio; y luego el 1,1 de agosto. Así las cosas, en un momento en que la inflació general ya supera el 80 por ciento anual, se detuvo la mejora del gasto.

    Caen rubros muy sensibles

    Es interesante y de impacto observar en qué rubros cayeron más duramente las ventas. En septiembre, sólo tres registraron alzas en el consumo, y no son precisamente los más básicos.

    Hubo mejoras del 2,2 por ciento en Perecederos y Congelados, del 1,8 por ciento en Bebidas sin Alcohol, y una mejora del 5,4 por ciento en Impulsivos, los famosos productos que están en la entrada de las cajas de pago, en general caramelos, golosinas y bebidas.

    En la otra esquina, bajaron los consumos de Limpieza y Hogar (6 por ciento), Higiene y Cosmética (5,6), Alimentos (1 por ciento) y Desayuno y Merienda 1,7 por ciento.

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