Cuatro años de la muerte de Sebastián Ponce de León: “Yo siento que ese día me morí con él”

Así lo aseguró Lely, la mamá del joven que falleció como consecuencia de las lesiones provocadas por una salvaje golpiza de agentes de la Comisaría Primera de Barranqueras. Fue en una conferencia de prensa que realizó junto a su esposo Osvaldo y su hijo Nicolás en la que volvieron a denunciar la connivencia estatal con los crímenes cometidos por funcionarios policiales en el Chaco.

Este viernes 10 de febrero se cumplieron cuatro años de la muerte de Sebastián Ponce de León, quién agonizó casi diez días en el Hospital Perrando, luego de la salvaje golpiza que le propinaron agentes policiales de la Comisaría Primera de Barranqueras durante un operativo de detención el 31 de enero de 2019. En 2022, el caso se convirtió en el primero de violencia policial en ser elevado a juicio por jurados en la provincia del Chaco, y que aún espera una fecha de la Cámara Tercera en lo Criminal de Resistencia.

La persistente lucha de la familia de Sebastián Ponce de León, más el acompañamiento del Comité para la Prevención de la Tortura, logró revertir la imputación original por presunto homicidio preterintencional del fiscal de Derechos Humanos provisorio, Luciano Santos, por la de tortura seguida de muerte. Por ese delito, el más grave de la escala penal para los casos de violencia institucional que prevé una pena de prisión perpetua, serán juzgados los agentes Sebastián Darío Romero y Cristian Alfredo Chamorro; en tanto, su superior, Carlos Rodríguez, deberá responder por haber omitido denunciar ese hecho, uno de los más emblemáticos de violencia policial de los últimos años en la provincia del Chaco.

En una conferencia de prensa brindada en la Casa por la Memoria, Osvaldo, Lely y Nicolás Ponce de León y la abogada Valeria Fernández Liras, prima de Sebastián, volvieron a criticar fuertemente a los organismos estatales que intervinieron en la investigación del hecho, desde la Fiscalía en lo Penal Especial de Derechos Humanos hasta el Órgano de Control Institucional (OCI).

“La Fiscalía de Derechos Humanos no investiga, realmente no investiga. Fue creada por el compromiso internacional de la Argentina con las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que obligaba a la creación de todos estos organismos para que la verdad se esclarezca, especialmente donde hay policías y fuerzas de seguridad implicadas. No funciona, no saben investigar”, denunció Osvaldo Ponce de León en conferencia de prensa.

En ese contexto, también advirtió que “la misma Policía que tortura, miente, falsifica, arma causas a través de todas esta falsificaciones. Y está comprobado. Hay documental de cómo han armado causas, especialmente la de nuestro hijo”.

Por otro lado, Ponce de León exigió que el Estado provincial deje de pagar a los abogados defensores de los policías acusados por torturar y matar a su hijo. “De dónde sale el dinero para pagarles”, se preguntó. “Ellos tienen un departamento de asistencia técnico jurídica al policía para casos internos. Estos agentes que están imputados por tortura seguida de muerte tienen retenido la mitad del sueldo. Y con ese ingreso tienen los mismos abogados que defienden a Rey y a Lugo, de la causa FAPPO. Parece que hay un staff oficial de abogados, pero no declarado” dentro de la misma estructura policial.

“Queremos que el Estado deje de pagarles la defensa particular a estos policías. Exigimos la prohibición de dar defensa institucional a miembros de la policía de la provincia y del servicio penitenciario en causas penales que involucran la muerte de las personas en custodia”, exigió Ponce de León, quién pidió no llamar más a estos casos como “violencia institucional” y catalogarlos como hechos de “brutalidad policial”.

El momento más conmovedor fueron las palabras de Lely, la madre de Sebastián, quién al recordar el fallecimiento de su hijo aseguró que “ese día yo me fui con él, yo me morí con él”.

“Yo siento que también me morí, y no es fácil vivir cada día. No quiero salir, no quiero hablar con la gente, no quiero ver gente, me acuesto a la noche y le pido a Dios que se termine esto, que no amanezca más. Solo le pido a Dios que me dé la oportunidad de no sufrir, de no estar en un hospital, una terapia, y no amanecer más. Y amanezco de nuevo y cada día es un dolor como el primer día hace cuatro años”, expresó.

“No puedo vivir, ni caminar, ni respirar y me explota la cabeza y me explota el corazón porque a mi hijo lo golpearon, lo torturaron y lo asesinaron brutalmente. Yo sé que no es toda la fuerza policial igual, nosotros no buscamos venganza, buscamos justicia, pero he escuchado decir y me molesta, me duele, me enoja y me indigna que llamen a estos tres ‘perejiles’. No son ningunos perejiles, son brutales cobardes, golpeadores, torturadores y asesinos”, afirmó.

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