“Son valores tomados del Automóvil Club Argentino en Resistencia para que más o menos se tenga una perspectiva de precios uniforme que, comparado a los valores actuales de $810 en el caso de la Súper y $1030 en el caso de la Premium diésel, resultan en una variación de enero 2023 a enero 2024 fue de 350% en el caso de las naftas y en el caso del diésel del 300%”, recalcó tras el aumento sin aviso de las petroleras..
Con estos valores y para profundizar en su análisis del escenario actual, recordó que en diciembre de 2020, previo ala pandemia, un litro de nafta súper salía $67 y el de gasoil premium $74,50. “Comparados con los precios hoy vigentes en Resistencia, la nafta súper subió 1.100% y en el caso del diésel 1.300%. Son dos valores a analizar. Primero, que la nafta subió mucho menos que el diésel, porque a raíz del conflicto entre Rusia y Ucrania hace un año y medio atrás, el diésel a nivel mundial hoy es un producto más caro que la nafta y esto orienta la preferencia a los consumidores para que utilicen vehículos nafteros o eléctricos porque antes era mejor tener un diésel que un naftero”, comentó.
El segundo fenómeno que analizó con estos datos, se vincula estrictamente al proceso inflacionario de los últimos tres años. “Esta inercia de precios, al encontrar la recuperación de los precios relativos en los combustibles respecto a los otros bienes de la economía empiezan a tener una cierta simetría a parámetros que años anteriores más a o menos se mantenía”.
“Hace seis meses atrás decía que un litro de nafta súpero tenía que valer un litro de leche, obviamente que en diciembre, la nafta se mantenía a $300 y un litro de leche a $600”, comparó.
Aseguró que lejos de “levantarla ahora con pala”, el sector espera “un golpe” en el consumo, “porque quién va a comprar un litro de combustible a $1.000. No me voy de vacaciones, voy a empezar a caminar, voy a usar mi tarjetita SUBE, todas esas acciones individuales va a hacer que ocurra esto. Si en diciembre de 2022, el litro salía $150 y a $300 en 2023, esa variación hizo que en diciembre la demanda de combustible caiga un 35%.
“La segunda cosa que vamos a descubrir en enero de este año es que si yo miro las ventas en litro de hace un año atrás y lo cotejo con los de ahora, calculo que en mi caso caigo un 50%”, avizoró y sostuvo que “es totalmente entendible que la capacidad de compra de los clientes vaya de la mano con la variación de precios. Muchas ventas se van a restringir y este es el otro efecto en la rentabilidad, porque si bien vamos a tener un producto caro ahora y a poder ganar más por litro no lo vamos a poder vender”.
