Según los sondeos, Harris lleva ahora una estrecha ventaja en Nevada, Carolina del Norte y Wisconsin, mientras que Trump lidera en Arizona. Los sondeos muestran que están muy igualados en Míchigan, Georgia y Pensilvania. Pero los resultados en los siete estados están dentro del margen de error de muestreo, lo que significa que ninguno de los candidatos tiene una ventaja definitiva en ninguno de ellos.
Ambos candidatos disponen de múltiples vías para conseguir los 270 votos del Colegio Electoral necesarios para proclamarse vencedores, suponiendo que las encuestas no subestimen drásticamente el apoyo a uno u otro. En una contienda tan reñida, incluso un pequeño error sistémico en las encuestas podría inclinar la contienda decisivamente en cualquier dirección.
Pero hay indicios de que los últimos decisores se decantan por Harris: entre el 8 por ciento de los votantes que dijeron que apenas habían decidido su voto recientemente, la vicepresidenta gana este grupo por un 55 por ciento frente a un 44 por ciento. (A pocas horas de las elecciones, el 11 por ciento de los votantes seguía indeciso o persuadible, por debajo del 16 por ciento de hace un mes).
El sondeo se produce cuando ya han votado más de 70 millones de estadounidenses, según el Laboratorio Electoral de la Universidad de Florida.
Aproximadamente el 40 por ciento de los encuestados por el Times/Siena en los siete estados dijeron que habían votado. Harris gana entre esos votantes por un margen de ocho puntos porcentuales, según los sondeos. Trump tiene ventaja entre los votantes que dicen que es muy probable que voten, pero que aún no lo han hecho.
Trump ha ido ganando terreno en Pensilvania, donde Harris tenía una ventaja de cuatro puntos porcentuales en todas las encuestas anteriores del New York Times/Siena College en el estado desde que entró en la contienda. Ahora la contienda está empatada, lo que indica una contienda cada vez más competitiva en el estado, que los estrategas de ambas campañas creen que podría inclinar la elección.
Últimos cartuchos electorales
Empatados en las encuestas, Donald Trump y Kamala Harris quemaron sus últimos cartuchos electorales este lunes por la noche, a pocas horas de unas presidenciales que tienen en ascuas al mundo. El expresidente republicano y la vicepresidenta demócrata llamaron desesperadamente a los estadounidenses a acudir a las urnas, que empezarán a abrir en este país con varios husos horarios.
“¡Vamos a votar! ¡Vamos a ganar!”, gritó Harris en Pensilvania que, con 19 votos electorales en juego, es el más importante de los siete estados clave, en los que ningún partido tiene el voto asegurado. “Estados Unidos está preparado para un nuevo comienzo”, afirmó e insistió en que si gana será “una presidenta para todos los estadounidenses”.
Harris mencionó también a los cientos de miles de puertorriqueños en un intento por recabar el voto de una comunidad molesta con los republicanos por un comentario de un humorista pro Trump sobre Puerto Rico en un acto desde Nueva York. Cerró en Filadelfia con invitados especiales como Lady Gaga, Oprah Winfrey y Ricky Martin.
Mismo llamado al voto en las filas de Trump
“¡He estado esperando esto durante cuatro años! Y tú también”, afirmó Trump en su acto en Pensilvania. “Si sacamos a todos a votar, no habrá nada que puedan hacer”, insistió en otro discurso dado en Carolina del Norte. El magnate despotricó en sus últimas apariciones, como acostumbra hacer, contra la migración irregular.
Dijo que, si gana, informará a la presidenta mexicana, la izquierdista Claudia Sheinbaum, que va a imponer “inmediatamente un arancel del 25% a todo lo que envíen a Estados Unidos” si no detienen lo que calificó de “embestida de criminales y drogas” por la frontera. México “se convirtió en nuestro socio comercial número uno y nos están estafando a diestra y siniestra, es ridículo”, opinó. Si el 25% no da resultado “impondré el 50% y si eso no funciona el 75%”, advirtió.
En busca de un segundo mandato, que lo convertiría en el primer presidente convicto, Trump confió en una retórica antimigrantes, con una campaña que no ha escatimado en golpes contra sus rivales, a los que tacha de “enemigo interno”. “Tenemos a gente increíble en este país (…) no podemos dejar que estos salvajes vengan de otros países”, afirmó en Pensilvania.
Ambos candidatos aprovecharon las últimas horas para intentar desempatar las encuestas en unos comicios en los que más de 80 millones de personas han votado por anticipado. Nunca hasta ahora Estados Unidos había tenido que elegir entre dos candidatos tan distanciados entre sí.
New York Time/Perfil