Simons recalcó que, en efecto, hay una notable caída en el consumo que no solo afecta a productos que se consideran “no esenciales”. “No sólo supermercados sino el comercio en general está sufriendo una merma en sus ventas debido a la crisis, a la baja del poder adquisitivo de la ciudadanía”, aseguró e indicó que afecta tanto a la venta de productos como embutidos, como “aquellos esenciales como leche, carne o verduras”.

Remarcó que, desde el sector, pese al “esfuerzo que hacemos por no aumentar más los precios, la realidad es que llega un momento en que tenés que tocarlos”.

“Los ciudadanos nos hemos quedado sin opciones en muchas cosas. Además de comestibles, las segundas marcas tampoco son baratas porque todos tienen el mismo problema de costo de producción y difícilmente una segunda marca lo haga más económico. Por más que el ciudadano se esfuerce en ir de un lado para el otro, como mucho podrá ahorrar un 5% o un 6%, pero más de eso no”, sostuvo.

Aclaró que el supermercadista agrega al precio del producto “la rentabilidad suficiente como para poder operar y pagar nuestros impuestos, pero, en definitiva, el precio del producto también se forma por la competencia y, lamentablemente, en Argentina no la hay. Creo que, en la mayoría de los rubros, inclusive en los servicios, telefenía, luz, es todo monopólico. La falta de competencia también incide en el precio de los productos”, explicó.

 

 

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