Precisamente esta última cuestión generó que divisiones como Comunicación y Salud tuvieran aumentos por encima de la media, del 7,5% y 4,1%, respectivamente.
Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), remarcó que la inflación de enero anualizada daría un 58,3%, y advirtió que en cuatro de los cinco años previos (salvo en 2021) la inflación del año calendario terminó siendo superior a la anualizada de enero.
“El análisis es meramente descriptivo, no siendo posible una inferencia específica para este año 2022. Pero, la evidencia permite confirmar que la baja de la inflación es uno de los grandes desafíos sociales y económicos de este año”, aclaró el economista.
Las mediana de las estimaciones de las consultoras y entidades financieras que participaron del último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) había arrojado una inflación esperada del 3,8% para el primer mes del año. Asimismo, para el acumulado de 2022 el sector privado proyecta un aumento de precios promedio del 55%.
Las expectativas se apoyan en el hecho de que, a la inercia inflacionaria que en el país ya tiene un piso muy elevado, se le suman posibles ajustes de precios relativos que podrían trabar el sendero de desinflación.
Por un lado, el Banco Central (BCRA) ya comenzó a ajustar al alza el ritmo de devaluación; el tipo de cambio oficial viene de registrar su mayor suba semanal en casi un año y ya avanza a una tasa anualizada superior al 40%.
En paralelo, en marzo habría un aumento de 20% en las tarifas de servicios públicos. Sin embargo, en el marco del acuerdo con el Fondo Monetario internacional (FMI), existen presiones para que haya más correcciones, con el objetivo de reducir el peso de los subsidios sobre el PBI y achicar el déficit fiscal sin afectar a los sectores de más bajos ingresos.
Además, en este primer trimestre se prevén fuertes aumentos en rubros como educación e indumentaria por motivos estacionales.