El Gobierno postergó pagos por $1,61 billones en el primer bimestre para ampliar el superávit fiscal

Esa cifra fue la mitad del superávit fiscal del primer bimestre. Se espera que en marzo haya otro buen resultado pero más acotado por la fuerte caída de la recaudación.

El Ministerio de Economía se encamina a lograr un nuevo resultado fiscal positivo en marzo, aunque se prevé que resulte menos holgado de lo que pudo obtener hasta el momento, ya que se viene alcanzando en base a licuación de gastos y un freno en el pago de los compromisos devengados.

El superávit primario base caja de los primeros tres meses se ubica dentro de los parámetros acordados con el Fondo Monetario Internacional (FMI), por encima de los $3 billones –ya conseguidos entre enero y febrero-, pero la mitad de ello se habría conseguido por demorar los pagos.

De acuerdo con datos de la Tesorería General de la Nación, en febrero el Gobierno incrementó lo que se denomina deuda flotante en $900.421 millones, y así acumuló un total de $1,61 billones. Se trata de gastos que ya fueron generados, pero no cancelados. Se puede tomar como ejemplo el caso de alguien que consumió algo y recibe la factura, pero no la paga al momento.

Entre los pagos más importantes postergados en febrero figuran $591.911 millones que corresponden a transferencias, con un acumulado de $884.783 millones en el primer bimestre. Hay que tener en cuenta que el 2023 finalizó con una deuda flotante de $710.416 millones.

Si se toman datos de la página Presupuesto Abierto, que reporta datos de la Administración Pública Nacional (APN) al 12 de abril, la diferencia entre el gasto devengado (es decir al momento en que se genera) y el pagado este año fue de $743.844.

El primero sumó $15,7 billones y el segundo $14,9 billones. Así, es que es probable que en el primer trimestre haya bajado levemente la denominada deuda flotante del Estado nacional.

El superávit fiscal de marzo

Según señaló el economista Carlos Melconián durante una entrevista del fin de semana, el Gobierno aplicó hasta ahora una “motosierrita”, lo que quiere decir que en rigor hizo poco recorte, y mucho más de licuación y bastante de postergación.

En marzo el Ejecutivo registró una caída de ingresos tributarios del orden del 16% real, que difícilmente haya podido compensar la baja del gasto del orden del 40%.

Es probable que el Gobierno haya obtenido un superávit primario inferior al billón que se logró en febrero pero hay dudas sobre el superávit financiero, ya que el pago de intereses de deuda es el único componente del gasto que registra crecimiento real interanual.

Superávit fiscal: en el Gobierno confían

Según trascendió, en la Casa Rosada confían en que en marzo van a poder presentar un nuevo resultado positivo en términos fiscales que podrá así consolidar la situación para el resto del año.

Hay que tener en cuenta que la caída de la actividad económica genera una baja de la recaudación de impuestos, pero en el segundo semestre, y en concreto, en los próximos tres meses, con la liquidación de la cosecha, se podrán recuperar ingresos vía retenciones.

Aun así, estacionalmente la segunda mitad del año tiene un mayor grado de ejecución presupuestaria y tiende a ser deficitaria.

Con esos datos, el ministro de Economía, Luis Caputo, irá a la reunión del Fondo Monetario Internacional (FMI) con la idea de exhibir los logros fiscales y de baja de la inflación, a la expectativa de lograr fondos frescos.

Por otro lado, Caputo dio inicio a la elaboración del Presupuesto del 2025, con el objetivo de presentarlo al Congreso el 15 de septiembre.

Lo más seguro es que ese proyecto vaya con déficit cero, por lo menos, según plantea ideológicamente el presidente Javier Milei quien cuestionó a los diputados que en ejercicios anteriores aprobaron pautas de ingresos y gastos con déficit fiscal.

Ámbito Financiero

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