Apenas asuma, Axel Kicillof enviará a la Legislatura bonaerense el proyecto de presupuesto 2020 y la nueva ley de ministerios. Pondrá a prueba así el poder de negociación con Cambiemos, ya como flamante oposición y con número suficiente para dificultar su gobernabilidad. El gobernador electo intentará sacar provecho y votos de la grieta macrista.

    La aprobación de las leyes estará directamente ligada a cómo se dé el reparto del poder en la Cámara de Diputados y en el Senado a partir del 10 de diciembre. Con la llegada del nuevo oficialismo hay que definir autoridades de cada cámara y también de las respectivas comisiones y es por eso que los consensos llegarán como parte de un “paquete”. Por ahora todo es hermetismo aunque ya hay algunos movimientos en ese sentido.

    Las elecciones del 27 de octubre definieron el mapa legislativo bonaerense de los próximos dos años. El escenario más complicado para Kicillof asoma en la Cámara Alta. A partir del recambio, el Senado quedará absolutamente polarizado entre Juntos por el Cambio, que seguirá teniendo mayoría con 26 bancas, y el peronismo -hoy dividido en los bloques Unidad Ciudadana, Frente Renovador y PJ Unidad y Renovación- que tendrá 20 escaños. Allí, la vicegobernadora electa, Verónica Magario, ya trabaja junto a la presidenta del bloque de Unidad Ciudadana y colaboradora de estrecha confianza del gobernador, Teresa García, para tejer los futuros acuerdos.

    En la Cámara de Diputados bonaerense, en tanto, el Frente de Todos tendrá 45 legisladores -por ahora distribuidos en los bloques de Unidad Ciudadana, Frente Renovador y PJ Unidad y Renovación (intendentes), mientras que Juntos por el Cambio tendrá 44, si no hay fugas. Las tres bancas restantes serán claves. Se trata de Guillermo Kane, del Frente de Izquierda, y de los legisladores Mario Giacobbe, del unibloque “17 de Noviembre”, y Fabio Britos de Consenso Federal. Los dos últimos, de pasado massista, ya anticiparon que trabajarán juntos como “oposición responsable” y que, a priori, acompañarán leyes clave para la gobernabilidad. Esos dos votos podrían garantizarle la mayoría simple de 47 votos al Frente de Todos, aunque ya para obtener los dos tercios que requiere, por ejemplo, una autorización para endeudarse, necesitará sí o sí de las manos de Cambiemos. El hombre fuerte de Kicillof para la rosca aquí es el vicepresidente primero, Carlos “Cuto” Moreno.

    Frente a este panorama, el objetivo del futuro mandatario bonaerense será aprovechar las internas que afloraron en Cambiemos apenas terminó la elección. Son las vertientes vidalistas, radicales, monzoístas, lilitos y la de los intendentes del PRO -liderados por Jorge Macri- que tienen representación en los bloques de ambas cámaras.

    La derrota de María Eugenia Vidal dejó al descubierto que sus socios no quieren un liderazgo único sino una conducción horizontal y que, cada uno, intentará hacer valer su peso propio frente al nuevo oficialismo. La conducción de los bloques ya desató un tironeo que se resolverá en las próximas semanas.

    En medio de esta pelea interna por el poder en Cambiemos, Kicillof considera que son los intendentes y legisladores radicales los más permeables a negociar. En las reuniones que mantuvieron tras la derrota del 27 de octubre, los jefes comunales plantearon que quieren tener voz propia frente al nuevo gobernador e incluso adelantaron problemáticas comunes como pago de salarios y fondos para obras. Hasta ahora, quien transmitía sus necesidades era el vicegobernador y titular del Comité Provincia, Daniel Salvador, quien dejará su cargo junto con Vidal.

    Los intendentes del PRO, como Jorge Macri, Néstor Grindetti, Julio Garro y Ramiro Tagliaferro, tienen legisladores propios en ambas cámaras y también podrían aportar votos, siempre y cuando Kicillof tenga en cuenta sus demandas en el presupuesto. “Hay muchas ganas de ayudar a gobernar pero si hay voluntad de escuchar y trabajar en equipo”, deslizó el primo del presidente y recordó que junto con los radicales tienen las riendas de 62 municipios.

    Los legisladores que responden al presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Emilio Monzó, quien fue excluido por Vidal del armado de listas bonaerenses, también figuran en el listado de Kicillof. Se trata del diputado Guillermo Bardón y de la senadora Ana Laura Geloso, quienes pese a que todavía están dentro de Cambiemos, ya se consideran afuera del bloque.

    La “rosca” por comisiones clave

    En el Senado, la vicegobernadora electa, Verónica Magario, se reunirá esta semana con los legisladores del futuro bloque del Frente de Todos y con la presidenta del bloque de Unidad Ciudadana, Teresa García, para comenzar a desandar los acuerdos por las comisiones claves: Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales y Acuerdos.

    El objetivo es obtener la presidencia de al menos dos comisiones, y en caso de no conseguirlo, al menos tener mayoría para poder abordar el tratamiento de los proyectos clave para la futura gobernabilidad.

    La comisión de Asuntos Constitucionales es la que define, por ejemplo, los nombramientos en la justicia, un tema álgido de la transición provincial. Tras las PASO, Vidal apuró el trámite en esa comisión para aprobar 42 pliegos de jueces y fiscales, entre ellos dos vacantes en el Tribunal de Casación Penal, pese al rechazo de la oposición. Tras la derrota en las generales, la mandataria aceptó que los pliegos pasen a formar parte de un acuerdo con Kicillof. La comisión de Asuntos Constitucionales es la que define, por ejemplo, los nombramientos en la justicia, un tema álgido de la transición provincial. Tras las PASO, Vidal apuró el trámite en esa comisión para aprobar 42 pliegos de jueces y fiscales, entre ellos dos vacantes en el Tribunal de Casación Penal, pese al rechazo de la oposición. Tras la derrota en las generales, la mandataria aceptó que los pliegos pasen a formar parte de un acuerdo con Kicillof

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