”Si bien el uso de teléfonos celulares crece día a día entre chicos y adolescentes, en nuestro país, de igual manera avanza la necesidad de limitar el uso de los mismos en los establecimientos educativos tanto de nivel primario como secundario. El celular está en todos los aspectos de la vida cotidiana, y es dable señalar que Argentina es el país de la región donde más temprano se les otorga un teléfono celular a los niños”, sostuvo la legisladora.

Explicando que el uso excepcional de dispositivos tecnológicos en los procesos de enseñanza y aprendizaje, como la utilización, en el nivel primario y secundario, de teléfonos celulares, será posible sólo de forma excepcional y deberá tener en cuenta como mínimo:
a. Ser parte de un proyecto pedagógico que fundamente su uso.
b. Ser comunicado a las familias y contar con autorización de las mismas.
c. Tener autorización de las autoridades del establecimiento.
d. Estar expresamente incluido en el Diseño Curricular de la Educación Primaria y Secundaria.
e. Comunicar a las familias la planificación de contenidos, duración del proyecto, plazos y horarios específicos en los cuales se utilizarán estas herramientas.

Aspectos y fundamentos de la iniciativa

”A los 7 años, el 46% de los niños argentinos empiezan a pedir un teléfono celular, y ceden el 91% de los padres. Esa fue una de las conclusiones a la que arribó un reciente Congreso de Psiquiatría y Salud Mental desarrollado en Mar del Plata. Una de las principales disertantes, especialista en psiquiatría, advirtió que en estos tiempos modernos, hay más celulares que personas. A partir de esto, se generó un uso desmedido de la tecnología, que conduce a un severo problema y puede llevar a cuadros adictivos.

Respecto al acceso al uso de celulares por parte de los niños, la especialista subrayó que ”se aceleró la edad, estábamos en 9 años y se bajó a 6 o 7”. Además, se explayó en que el tema son los problemas que enfrentan la juventud ante la tecnología, y que los adultos no tienen la menor idea. Además, durante el encuentro se planteó la falta de capacitación de parte de los padres sobre las nuevas tecnologías y la necesidad de tomar de conciencia sobre esta problemática y sus consecuencias.

Las tecnologías en su conjunto con el acceso de internet permanente y al relativo bajo costo han extendido el acceso a la información y al conocimiento, más allá de las puertas de las escuelas. El concepto de lo que significa aprender, en sí mismo es lo que está cambiando.

Históricamente, los lugares donde los niños y adolescentes aprendían eran la escuela y/o la casa. No obstante hoy con la masificación del uso de dispositivos digitales y la democratización del acceso y de la creación de contenidos, los niños, niñas y adolescentes pueden aprender algo cada vez que usan el celular. Pero que aprenden. El tema es quién controla el contenido. ¿Lo hacen las familias¿ ¿Las escuelas” ¿El Estado” ¿Las leyes?.

Se podría decir entonces que el uso de tecnologías digitales en los procesos de enseñanza ofrece innumerables posibilidades, pero esas transformaciones no siempre conllevan a efectos positivos. Como vemos, en este punto los especialistas discuten acerca de los beneficios en el uso de la tecnología digital dentro de las escuelas.

Por tanto, es primordial abordar los desafíos y seguir estrategias efectivas para aprovechar esos beneficios y repeler los efectos negativos que estos tienen cuando su utilización reemplaza actividades esenciales del mundo real como vincularse y jugar con pares, o conduce a distracciones y falta de atención a una edad temprana en el nivel primario, momento en el que las infancias están en plena etapa de formación de hábitos.

En el ámbito de la educación primaria específicamente, el uso de estos dispositivos profundiza condiciones de desigualdad de acceso a los mismos. Además, a esta edad, es de suma importancia que el uso y el acceso a determinados contenidos se realicen bajo la supervisión de personas adultas, ya que se expone a los niños a contenidos inconvenientes e incluso a vulneraciones a sus derechos esenciales.

Más allá que la presente iniciativa pretende limitar el uso de dispositivos dentro de los establecimientos educativos, siempre y cuando estos no fueran requeridos por docentes con fines pedagógicos, es de relevancia hacer referencia a los grandes problemas que genera el uso sin restricciones de los dispositivos digitales, que pueden derivar en un déficit en el desarrollo de herramientas básicas para una vida plena en sociedad.

El uso difundido de los dispositivos digitales, permitió el contacto visual y auditivo con docentes y pares, como se señaló, en contexto de pandemia. Pero tiene también el efecto de fomentar el aislamiento en contextos done no hay motivos para restringir el contacto personal. Según diversos estudios este comportamiento, puede fomentar el desarrollo de algunas patologías de salud mental, incluyendo ludopatía, una actitud cada vez más extendida en nuestro país.

Por ende, esta propuesta de ley va en línea con una tendencia mundial. Actualmente, más de 20 países ya regulan el uso de estos dispositivos mediante normativas, desde restricciones de momentos de uso y sitios de navegación hasta la prohibición de teléfonos celulares en escuelas primarias y secundarias; y muchos países están en procesos de debate hoy.-

El veloz avance de las tecnologías digitales y el acceso cada vez más temprano, por parte de niñas y niños, a dispositivos de tecnología digital, están llevando al mundo a discutir acerca de los efectos de este fenómeno y la forma de encauzarlos para obtener los mayores beneficios y reducir al mínimo posible sus potenciales efectos negativos.

En nuestro país, cabe resaltar las iniciativas presentadas que se abocan a esta temática. Estas tendencias a limitar el uso de dispositivos portátiles que tienen fundamento en su carácter perjudicial y fueron reseñados brevemente en la presente iniciativa”, reza el escrito de los principales fundamentos de esta iniciativa legislativa.

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